Enfermedad de Pierce
En 1880, esta enfermedad fue introducida al Estado de California, Estados Unidos, a través de la importación de material de plantas infectadas, muy posible en muestras de patrones de vid probadas para la resistencia a filoxera, pero fue descrita por primera vez en 1892 en el sur de California donde fue responsable de la destrucción de una extensa área de viñedos (Golino, 1993). La Universidad de California reportó que entre 1994 y 2000 la enfermedad de Pierce destruyó cerca de 404 hectáreas cultivadas con vid en California por lo que se tuvieron pérdidas de 30 millones de dólares (State of California, 2010).
Se disemina por medio de insectos vectores de la Familia Cicadellidae, comúnmente conocidas como chicharritas, para el cultivo de vid, principalmente por las especies Carneocephala fulgida, Graphocephalaatropunctata, Draeculacephala minerva, Homalodisca lacerta y Homalodisca coagulata, estos insectos representan una amenaza constante para la dispersión y establecimiento de la bacteria en las zonas productoras de los cultivos hospedantes sin presencia de la enfermedad.
En México, la enfermedad de Pierce fue detectada durante el año 2002 en viñedos de Guadalupe, Municipio de Ensenada, Baja California, en donde se llevaron acciones para eliminar las plantas que resultaron positivas a la enfermedad. Actualmente se encuentra presente en plantaciones de vid de los Municipios de Ensenada, Baja California, Parras de la Fuente, Coahuila y Ezequiel Montes en Querétaro.
Realizar las acciones de la campaña es de gran importancia a fin de identificar y diagnosticar oportunamente plantas con la enfermedad de Pierce, así como para controlar sus vectores, de lo contrario se tendría un incremento en los niveles de incidencia de la enfermedad y diseminación a sitios sin presencia, aumentando los costos de producción y pérdidas en el rendimiento.
La inversión federal en el período 2006-2012 corresponde a 7.5 millones. La ejecución de las acciones de la campaña reducen los riesgos de diseminación de la enfermedad, evitando que se disperse a otras entidades productoras de vid, así como a los estados productores de cítricos. De acuerdo a información estadística del SIAP, hasta 2011 habían más de 27,000 hectáreas de vid establecidas en México, distribuidas principalmente en catorce Entidades Federativas, entre las cuales destaca Sonora, Zacatecas, Baja California, Coahuila y Aguascalientes, que se ubican como los principales productores con un 98.5% de la producción nacional, que en promedio es de 307,147 toneladas de uva, cuyo valor supera los 4,220 millones de pesos anuales. Adicionalmente, el cultivo tiene un importante impacto social, pues en el proceso de producción e industrialización se requiere de un gran número de jornales. Así también se estaría en un riesgo potencial de diseminación afectando la producción y comercialización de cerca de 550 mil hectáreas de cítricos, propiedad de más de 67 mil productores que producen anualmente 7 millones de toneladas, cuyo valor de su producción equivale aproximadamente a 10,200 millones de pesos. (IICA, 2010).
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